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¿Qué es el envejecimiento?

El envejecimiento es un cúmulo de situaciones negativas.

Nosotros nacemos siendo máquinas perfectas y equilibradas, pero el paso de los años y nuestro entorno (nuestro histórico de vida) influyen sobre nosotros y, por consiguiente, también sobre este equilibrio en el envejecimiento. En consecuencia, empiezan a aparecer los achaques.

¿A qué nos referimos con nuestro entorno o histórico de vida?

Todo nos influye. Desde si hemos sido madres o no, si estamos estresados, si hacemos ejercicio físico o no así como su intensidad, la alimentación, las horas de sueño,… Y como consecuencia del desgaste que nos van generando estos factores, empiezan a aparecer los achaques: empeora la calidad de nuestra piel, problemas intestinales, problemas musculares (pérdida de flexibilidad, pérdida de fuerza, dolores,…), problemas óseos,…

¿Podemos actuar sobre el envejecimiento?

Sí, podemos actuar sobre el envejecimiento. Tenemos la capacidad de intervenir sobre estas situaciones negativas desde el momento en que, tal como hemos indicado anteriormente, muchos de los factores que nos influyen son externos. Es decir, son factores variables, sobre los que podemos actuar.

Intentando simplificar y destacándolos sobre los demás, podemos englobar en dos grandes grupos estos factores externos: actividad física y alimentación. Los cuales, además de influir a nivel físico, también guardan una relación directa con el estado de ánimo.

¿Qué herramientas tenemos?

Podemos actuar sobre estos dos grandes grupos (alimentación y actividad física) de la siguiente forma:

  • Actividad física: Nuestro cuerpo está diseñado para el movimiento. Se recomienda ser activo a nivel físico a diario. Desde estiramientos a ejercicios de diferente índole en función de las características de cada persona. La actividad física nos ayuda a mantener nuestro tono muscular, fundamental para seguir manteniendo las diferentes funciones y movimientos de nuestro cuerpo, así como a fortalecer nuestra estructura ósea. A su vez, a la hora de realizar actividad física, nuestro cuerpo segrega una serie de sustancias que favorecen un estado de ánimo positivo. Son los entrenadores los que tienen el conocimiento necesario para establecernos unas pautas adecuadas a nuestras características y necesidades.
  • Alimentación: Somos lo que comemos. Está demostrado que la alimentación guarda una relación directa con nuestra condición física y mental. En este sentido, merece hacer hincapié en que no todas las personas necesitamos lo mismo, ni la misma persona en diferentes momentos de su vida necesita lo mismo. Por ello, siempre recomendamos acudir a personas expertas en nutrición. Una herramienta que nos permite medir de forma objetiva y con rigor científico las necesidades de cada persona es la Lipidómica de Membrana en Eritrocito Maduro, estudio que realiza Lipigenia.

Cabe destacar que cuanto antes empecemos a tomar conciencia de la importancia de estos factores externos y a actuar sobre los mismos, estamos realizando una importante labor de prevención y, por tanto, retrasando y/o atenuando los efectos negativos asociados al envejecimiento.

CUÍDATE, LA VIDA ES UN PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Autor: Ainara Muga